Homo Sapiens

Debo decir
que amo más a los animales
(léase perros, gatos, lagartijos, osos,
avestruces, ballenas, focas, jirafas,
de esos animales)
que a mucha gente de las que conozco.

Sin desquite ni furia,
sin pena ni cargo de conciencia,
lo acepto.
Segura de lo que digo
y en pleno uso de mis facultades mentales.

Debo decir también
que prefiero el olor del campo y las especias
que los perfumes que ostentan
nombres de gentes que sólo son eso,
gentes.

Que elijo un techo inmenso de nubes y estrellas
versus techos de cristal,
que opto por cientos de hojas y árboles desparramados
en vez de edificios de lujo
con raíces de acero
sembradas en cemento.
Que escojo los astros
a los satélites,
la luz solar o lunar
que la artificial.

Confirmo que sería agradable
ver más dunas que rompeolas marca ACME,
más jardines que carreteras,
más mogotes y montes que urbanizaciones.
Aclaro que esto no es necedad ni estupidez,
ni irracionalidad.

Digo que un día despertaremos
y no sabremos qué hacer
al darnos cuenta de que
le hemos arrebatado a la tierra su gracia de dar.

Yo quiero ser algo más,
quiero tener mucho más,
soñar para no desahuciarme
al observar lo que hacemos nosotros,
los homo sapiens.