domingo, enero 27, 2008

Espalda, dragones y monstruos


Y supe, que mas allá del horizonte de tu espalda
habitan precipicios propios del hades y la locura.
Descender por tus caderas,
sucumbir
en tacto y olor a tus embrujos
es entregarse inmoladamente
a la muerte que das exquisitamente.

Me habita una danza secreta
que acompaña mis noches
cuando te pienso.
Me envuelve en sus cortinas de seda rojiza,
se aprisiona contra mi vientre,
se contonea a calor y movimientos.


Voy sobre una calavera
sin bandera ni dios
retando los mundos ilusorios de tus límites.
Voy cabalgando
el oleaje embravecido de tu cuerpo,
la tortura de tu piel pálida y suave...
y allí está claramente dibujado a lo lejos,
el horizonte de tu espalda
que me enloquece y me avienta,
que me redime y desahucia.

Voy a naufragar
en tu triángulo de las bermudas
y no me importa.

Se agitan las aguas,
sabiendo que me acerco a ese inhabitable mundo
de monstruos, dragones,
demonios y ángeles
que está más allá
del límite de tu espalda.

8 comentarios:

Romy dijo...

precioso, fuerte , desnudez de fuego....excelente para esta tarde fria...

solo joe dijo...

no entendi, pero muy lindo. ;0)

Ana dijo...

Qué bello, poeta de arena!
Una de las puntas del Triángulo de las Bermudas toca nuestra isla, y los dragones y otros personajes son expresiones de lo mismo; lo sagrado bellamente eterno cuando amamos.
Pa'lante con los naufragios!

José Miguel dijo...

Intensa tu forma de expresarte con tus sentimientos. Te felicito

José H. Cáez Romero dijo...

Hermoso, y lo mejor de todo fue que me imaginé tu voz diciéndolo, Amar esto es poesía, nunca he negado tu posibilidad y tu autoridad como poeta. ¡Qué versos! Bueno un beso gigante amiga.

Jorge David Capiello-Ortiz dijo...

En ese triangulo me undo cada vez que, curiosamente, alguien me resucita.

Por este y todos los naufragios,
El Copista

José Miguel dijo...

Gracias por tu visita, son mis vivencias las que plasmo en mi rincón. Realmente leeo de todo, nada en específico.

Te agradezco tus pslabras. Saludos

Ana María Fuster Lavin dijo...

Ay mujer...ese naufragio que invita la palabra desde la locura, desde el Hades, se suspira y se resucita
excelente