viernes, febrero 26, 2010

Confesiones

Estimado lector: el tiempo en ocasiones se encoge y se me dificulta escribir... he tomado el registro que llevo de las confesiones que hago en feisbuc [y que voy anotando en un documento] para compartirlas, esto luego de que las leyera en la lectura de "hemos confesado". Hago la observación de que su cronología data de varios años hasta recientemente y que, si alguien se siente identificado, puede que sí, como puede que no. son varios los dueños o los culpables de estas confesiones.

Primera confesión:
A veces huyo de mí para no encontrarme contigo.

Segunda confesión:
Te quiero aquí... cerca. Y estás tan... ¡Lejos!

Tercera confesión:
A veces sólo quiero una alcoba entre tus brazos...

Cuarta confesión:
Otras veces sólo quiero no haberme topado con esa alcoba...

Quinta confesión:
Algunas cosas son... no dejan de ser.
Por eso espero, como hace siglos,
que te vayas.

Sexta confesión:
Estoy al borde de tus abismos.

Séptima confesión:
Yo no sé de olvidos ni de viajes astrales,
pero sé de ti, mi amor
y de la distancia que pusiste
entre tu boca y la mía.

Octava confesión:
Intenté permanecer en tus pestañas
descansar en su curvatura,
pero me caí, sin remedio,
de tus ojos.

Novena confesión:
Intento tocar la vida con la punta de mis dedos.
Pienso en tus ojos y tus pestañamacas.
Necesito tener fe.
Por eso acuno oraciones a diario
en este rosario sin cuentas.

Décima confesión:
Una multitud de pensamientos me corre el cuerpo
serruchando la espera.
¡Quién iba a advertirme que el mundo
nació de tu aliento!

Decimoprimera confesión:
a dónde ir sin ti.
no quiero ir a ningún lado...

Decimosegunda confesión:
Te busqué en mi piel…
pero aún no has plantado bandera
en estas regiones.

Decimotercera confesión:
en ti tengo algo de magia y hechizos.
cómo aquietas esa fiera que me hace y me protege.

Decimocuarta confesión:
Me gusta como me ven tus ojos.

Decimoquinta confesión:
Nada parece tener sentido si no nace de tu boca.

Decimosexta confesión:
Aun duermo con tu nombre
amarrado a la comisura de mi boca.

Decimoséptima confesión:
Escribir puede ser un acto liberador.
También un acto suicida.

Decimoctava confesión:
En días planos que me descosen los dedos,
escribo con rima.

Decimonovena confesión:
Acepto que mis tobillos te pertenecen.

Confesión de ebriedad:
El chichaito me gusta más de tu boca.

Confesión de escritora mediocre:
Esa confesión anterior, la plagié.

Confesión de los 35:
Pesan los años, pesa el azúcar, pesa tu no estar aquí.

Confesión sin remedio:
Debo confesar, confesar no me salva.
Confesar no salva a nadie.

2 comentarios:

J. J. Jiménez-Fuentes dijo...

Me encantan tus confesiones, disfruto leerlas cada ratiko...

Abrazos A.

J.J

lucille lang correa dijo...

Poeta Felicidades en nuestra Semana.
Abrazos para ti
ondina del mar