Loca

A todos los que de una manera u otra
hemos sido llamados locos.
A mis compañeros de la blogosfera.

Son rústicos los pliegues de mi canción.
Mi indeleble locura se postra
ante el grito de la prudencia.
Me llaman a viva voz los ecos de mi pasado.
Recuerdos imborrables,
imágenes de mi soy actual,
tinta de la inaudita presencia de lo inevitable.
¡Préstame tus alas para perderme!
¡Préstame tu transparencia para esconderme!
Oculto mi debilidad imperdonable: Mi cordura
Entrego mi única arma de guerra: Mi verso.
Ofrezco mi única señal de vida: Mi locura.
En su lomo viajo y me llaman demente, maniática,
chiflada, chalada, vesánica, lunática, anormal.
Pero es esta locura, que suele ser imprudente,
la que viste mi cuerdo cuerpo desnudo.
Ella estructura mi realidad
y me enseña en silencio que…
“Más tarado es aquel que mata su felicidad
ocultando sus verdaderas pasiones,
su real esencia.
Cuerdos todos esos que me gritan
y se esconden de mi
porque yo he pasado a ser su espejo.”

Mi locura me hace vivir.
¿Quiénes son los locos,
los verdaderos locos?
¿Aquel que parece lago, tan quieto y oscuro
o yo que soy mar con todo y su braveza?
Soy viento, o soy hoja,
o soy ola de mar o corriente de río,
pero jamás, JAMAS cemento estático
insensible y cuerdo.
Prefiero vivir mi vida al ritmo de esta música: Mi locura.
¡Cuerdos!
Cuerdos todos ustedes
que ahí quietos me han escuchado
y con esas baratas vendas de normalidad
me miran con expresión fatídica y dicen:
“Uy, ¡esa está loca!”
Sí. ¡Loca!
Viva, palpitante, rebosante,
intensa, conciente, decidida,
altiva, extraordinaria, inteligente,
colosal, femenina, capaz… ¡Loca!
¡Repítanlo pues!
Que mientras ustedes me sepan loca
Yo me sabré VIVA.